Jacob Kurtzberg (aka Jack Kirby) creció en el Lower East Side de Nueva York, cuando ser pobre no era un tema, era una condena. Hijo de inmigrantes judíos, aprendió rápido que el mundo se divide entre los que mandan y los que sobreviven.

Mientras en Europa marchaban los nazis, él dibujaba monstruos en un cuarto minúsculo.
Después fue a la guerra. Vio el horror de cerca. Y cuando volvió, en lugar de contarlo con lágrimas, lo dibujó con superhéroes.

El tipo no buscaba distraer: buscaba despertar.

Capitán América: trompada directa a Hitler

Antes de que Estados Unidos se animara a meterse en la Segunda Guerra, Kirby ya lo tenía clarísimo. En 1941 dibujó a Capitán América dándole una piña a Hitler en la tapa del primer número.
Eso no era entretenimiento: era una declaración política.
El tipo decía “el fascismo se combate de frente”, mientras medio país todavía dudaba si meterse o no.
Y encima le mandaban amenazas por correo. Imaginate: hacés un dibujo y te odian los nazis. Kirby era eso: arte como acción.

Cuando el antifascismo era canon.

Fantastic Four: humanidad antes que perfección

No eran la familia perfecta americana. Eran una familia rota, mutada por accidente, tratando de entenderse entre sí mientras salvaban al mundo. Reed era la mente científica obsesiva, Sue la mujer invisible (literalmente invisibilizada al principio, después empoderada), Johnny el adolescente que se prende fuego, y Ben Grimm —el más humano de todos—, un tipo atrapado en un cuerpo de piedra. Si eso no es metáfora de sentirse alienado por el sistema, no sé qué es.

El verdadero poder: aguantarse.

Nada mas diverso que X-Men: 

Una carta abierta contra el racismo y la intolerancia. (y a favor de la Diversidad, hay una cantidad de diseños de personajes increible)  Un grupo de jóvenes perseguidos por ser distintos, que el mundo teme y odia. Y ahí Kirby (junto a Stan Lee) plantó una bomba ideológica: los que el sistema quiere eliminar son, en realidad, su única esperanza. Magneto y Xavier no eran villano y héroe: eran dos visiones de la resistencia. El radical y el pacifista. Dos caras del mismo dolor

Kirby entendió que el verdadero poder era ser raro y no pedir disculpas

.Black Panther: Un rey africano entró al mundo de los superhéroes

El primer superhéroe negro del mainstream, creado en los 60, cuando todavía linchaban gente por el color de piel. Kirby lo imaginó como un rey africano ultra tecnológico, sabio, orgulloso y sin necesidad de la “validación” occidental. Wakanda era una utopía anticolonial antes de que esa palabra sonara cool. Una especie de cachetazo elegante a toda la narrativa blanca del “salvador civilizado”.

Wakanda no era fantasía: era una declaración política.

New Gods: la rebelión empieza en casa / el fascismo cósmico

Darkseid es el padre que quiere controlarlo todo. Orion, su hijo, es la furia que no acepta que el mundo venga con manual de obediencia.
Es el mismo drama de siempre: el poder queriendo domesticar al fuego.
Y el hijo, mirando el espejo, diciendo “yo no soy vos”.

Kirby agarró el conflicto generacional y lo tiró al espacio, con rayos omega y filosofía existencial incluida.
Una guerra entre obedecer o despertar. Entre Apokolips y la libertad.
Y como en toda historia kirbyana, el héroe no gana destruyendo al padre: gana cuando entiende que el monstruo no era él, sino la costumbre de obedecer.

Orion y Darkseid: terapia familiar nivel cosmico

Kirby no dibujaba solo personajes, dibujaba gente real con quilombos

Lo loco es que todos sus héroes —desde el Capitán América hasta los Fantastic Four— están rotos de alguna forma.
Tienen ego, se mandan cagadas, se pelean entre ellos, pero igual se la bancan.
Y ahí está la magia: Kirby no dibujaba superhéroes perfectos, dibujaba humanidad con superpoderes.

El tipo entendía que el verdadero poder no es volar ni tirar rayos, sino no rendirse cuando todo te aplasta.
Por eso, cuando decimos que “Kirby sabía qué hacer con un fascista”, no hablamos de violencia, hablamos de lucidez.
Kirby sabía que al fascismo no se lo vence solo con fuerza, sino con imaginación, empatía y un buen dibujo de justicia en tinta negra.

El mensaje detrás de los personajes

Kirby usaba los cómics para decirnos cosas simples, pero que todavía duelen:

  • Ser justo no es seguir reglas, es romper las que oprimen.

  • La diversidad no es un problema, es la respuesta.

  • La empatía es la forma más punk de rebeldía.

Así que sí, sus personajes eran «social justice warriors» mucho antes de que eso fuera trending topic.
Y si hoy viviera, probablemente estaría dibujando a Darkseid usando traje y corbata, firmando contratos desde un call center.